Cuando
surge un problema, el ser humano usa su intelecto y todo el
conocimiento a su disposición para entenderlo, conocer cuáles son
las causas que ocasionan el problema, revisar antecedentes del mismo
problema y jugar con los conocimientos (llámese ciencia) para
buscarle una solución. Básicamente la historia de la humanidad es
la historia de cómo el ser humano ha podido superar problemas y cómo
ha generado conocimiento a partir de lo aprendido en el proceso de
resolución de los mismos; además también está el fruto de la
resolución de esos problemas: tecnología. Pero, ¿qué sucede
cuando el fin de la generación de tecnología no es la superación
del ser humano sino simplemente el negocio?
Empresas
como Apple y Samsung ofrecen una amplia variedad de servicios y
productos tecnológicos, todos
relacionados con ordenadores y telefonía móvil, además que en ésto
último ambas compañías se pelean constantemente
el dominio del
mercado mundial[1].
Por este
motivo, ambas están siempre bajo el escrutinio público y se llegan
a saber
datos muy importantes sobre la forma en que manejan sus negocios:
hace
algún tiempo, se evidenció que
estas compañías contrataban los servicios de
empresas de electrónica en China para el ensamblaje de sus
productos, empresas cuyos empleados sufrían explotación
laboral[2][3].
Estas
empresas de ensamblaje, atractivas por su mano de obra barata, no
respetaban los derechos laborales de los trabajadores, les pagaban
menos que el salario mínimo, excesivas horas de trabajo y muchas de
estas empresas contrataban temporalmente a sus empleados, lo que
privaba a los trabajadores de la opción de mejorar su estatus
laboral. Incluso, como consecuencia del trato inhumano y la presión
a la que éstas personas estaban expuestas, se llegó a reportar
casos de suicidio, lo que provocó gran revuelo a nivel internacional
sobre todo por las “soluciones” que algunas de estas empresas
dieron al problema, una de ellas,Foxconn, instaló mallas
anti-suicidios y otras más insólitas como obligar a los
trabajadores un acuerdo de “no-suicido”.[4][5]
¿Es lo único preocupante? No. La explotación laboral es sólo uno de los problemas que genera la industria tecnológica irresponsable. Hay algo más que no se ha considerado, y es que se está creando una especie de zombies consumidores de tecnología; cada vez más se ve la obsesión de las personas por obtener lo último en tecnología, muchas veces sin ni siquiera necesitarlo, simplemente porque la moda así lo establece o por el temor de quedar rezagados.
Relato a continuación un experimento psicológico
realizado
por el presentador Jimmy Kimmel en septiembre del año pasado[6]: “El
nuevo iPhone 5 acaba de salir al mercado y deseo que lo compares con
el iPhone anterior”-decía Kimmel a cualquiera que se encontraba
por la calle en un día cualquiera. Muchos de los que formaron parte del experimento
manifestaban que les parecía más liviano y definitivamente más
rápido que el anterior. Lo que ellos no sabían era que en realidad
el iPhone 5 aún no había salido al mercado, y lo que en realidad
sostenían era un iPhone 4s (un teléfono disponible en el mercado hace mucho tiempo).
Esto
es un ejemplo de cómo las personas se han acostumbrado a renovar sus
aparatos electrónicos, aunque los que poseen todavía
funcionen, por las últimas versiones, todo gracias al efectivo
aparato publicitario que acompaña el lanzamiento de estos
dispositivos, en este caso de Apple. Estas compañías han logrado
convencer a su clientela de que si no poseen lo más reciente, no tienen
lo mejor y por lo tanto van a quedar rezagados. Han creado
una suerte de dependencia en sus productos y han logrado la tan
temida mitificación de la tecnología de la que hablaba Neil Postman
en su quinta advertencia[7].
Sobre
la mitificación de los marca(ni siquiera de la tecnología, sino de
la marca), se puede dar algunos ejemplos, uno de los más
representativos (y
curiosos)
son los Apple
evangelists, o el Cult of Mac, que
según Russell
Belk, investigador del comportamiento del consumidor de la
Universidad de Utah, denotan
una especie de distorsión de
la realidad en la que se considera a la marca Apple, sobre todo a la
marca Mac de computadoras personales y a su fundador Steve Jobs, como
una religión y dios respectivamente, que les permite entender el
mundo de la tecnología como una suerte de Apple contra fuerzas
“satánicas”[8], dejando
fuera todo tipo de razonamiento lógico y provocando una especie de
cultura obsesiva consumista e incluso patológica (¿¿tener
de religión a una marca de electrónica??)
.
¿Es
tan grave el asunto? Pues como se lo ha planteado en el presente
escrito, sí. Desde mi punto de vista, hay dos problemas muy graves
aquí: la falta de interés por parte de los representantes de las
compañías tecnológicas sobre la situación laboral de sus
empleados y el surgimiento de un nuevo tipo de consumismo, afianzado
en la falsa necesidad de
estar al día con lo último en tecnología y hasta algo de fanatismo
extremo y patológico por parte de algunos consumidores, pero todo
tiene origen en la forma en que está orientado el desarrollo
tecnológico estos últimos años: el dinero sobre el ser humano.
Enlaces de interés
[4]
http://america.infobae.com/notas/5386-Foxconn-instal-redes-antisuicidios-en-sus-edificios-en-China
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